SANALES BLOGS EL PODER DE LA ACTITUD: Cómo Tu Mente Puede Sanar (o Dañar) Tu Cuerpo

EL PODER DE LA ACTITUD: Cómo Tu Mente Puede Sanar (o Dañar) Tu Cuerpo



     Iba en el auto tratando de aguantar las lágrimas para que nadie notara mi sentimiento, disimulaba viendo hacia los lados y ocultaba la vista con mis lentes oscuros, cuando de pronto un fuerte dolor se incrustaba agudamente en la parte derecha de mi cerebro y mi ojo de forma lateral- ¡sabía que era por las preocupaciones!. Al llegar a mi destino caminaba tratando de localizar una farmacia para tomar algo, pasaron las horas y no disminuía el dolor, más bien agudizaba, ya no podía tener abierto el ojo derecho de tanto dolor, sentía que hasta la mandíbula me dolía, trataba de hacer respiraciones con los ojos cerrados para que me pasara. Al llegar a casa me acosté inmediatamente, sabía que solo un sueño profundo me aliviaría, y así fue, a las 5 am del otro día, desperté y el dolor ya había pasado. Pero ahí en medio de la oscuridad y del silencio me di cuenta lo que había sucedido. ¿Cómo las preocupaciones pueden llegar a acabarte? – ¿Vale la pena enfrascarnos en laberintos sin salida? ¿Acaso no hay más salidas?

– Si, ¡Por supuesto que hay más salidas, más caminos, más rumbos! Y cada uno es diferente, los encontraras de cemento, de piedras, desolados, congestionados, con verdes prados, con bellas flores, con leones o serpientes, pero siempre habrá algo que admirar, algo que temer, algo que aprender y algo que disfrutar.

 

     Aprender a ver la vida de forma distinta no es fácil cuando las cosas no salen como planeamos, pero eso no significa que sea el final del camino. -Miré a mi alrededor y me di cuenta cuanto tengo que agradecer y cuantos motivos para seguir adelante, pero para que seguir adelante yo también tengo que estar bien, cuidarme, descansar, vivir la vida realmente, ser feliz y aprender a soltar las cargas que me hieren.

     Así que, me levanté aún en medio de la oscuridad y fui a mi lugar favorito, mi lugar bonito, un pequeño rincón de oración con suaves almohadas donde puedo hablar con Dios.

¡Pon tus cargas sobre mi dice Dios, y yo te haré descansar!

Realmente puedo sentir paz, calma y tranquilidad, y tener la seguridad que todo estará bien. Los problemas pueden seguir, pero ya hay otra visión, otro ánimo, otra actitud hacia la vida, hacia la adversidad. -Preparé un rico desayuno y desperté como siempre a mi pequeña con muchos besos y abrazos y con más paciencia, empecé una nueva rutina de ejercicios, hice mis actividades del día y mi trabajo con mejor desempeño. Era un día distinto, y es que sí, la actitud con la que enfrentas las cosas pueden ser decisivas inclusive para tu día a día y para tu salud.

     Vivimos en un mundo acelerado, donde las preocupaciones cotidianas se acumulan como una tormenta silenciosa. El estrés laboral, las presiones familiares, proyectos, y noticias no alentadoras parece conspirar contra nuestra paz interior. Pero lo que pocos comprenden es que nuestra actitud frente a esas circunstancias puede ser la diferencia entre una vida saludable y una vida marcada por la enfermedad.

     Un metaanálisis publicado en Health Psychology encontró que las personas que interpretan las dificultades como desafíos manejables, en lugar de amenazas insuperables, tienen niveles más bajos de cortisol (la «hormona del estrés») y menor inflamación en el cuerpo.

En palabras simples: no es solo lo que te pasa, sino cómo lo enfrentas lo que determina tu salud.

La Trampa de la Preocupación

     La preocupación constante actúa como un veneno lento. Investigaciones de la Universidad de Harvard muestran que el «pensamiento rumiativo» —darle vueltas y vueltas a los mismos problemas— aumenta el riesgo de depresión, insomnio y enfermedades cardíacas.

Peor aún: cuando nuestra mente se enfoca en el miedo, en el «qué pasaría si», nuestro cuerpo actúa como si realmente estuviéramos en peligro físico. El corazón se acelera, los músculos se tensan, la digestión se detiene.

Tienes que comprender querido amigo que el cuerpo no distingue entre un león real y una factura impaga.

Tranquilidad en Medio de la Tormenta

  La tranquilidad no depende de que todo en la vida salga bien. Depende de un entrenamiento mental que nos enseña a encontrar espacio interior aun en medio del caos.

     Un estudio reciente en Psychological Science mostró que personas que mantenían una actitud de aceptación —»esto es difícil, pero puedo manejarlo»— tenían una mejor salud física tres años después, comparadas con quienes reaccionaban con desesperanza o ira.

La adversidad no se elige. La actitud sí.

Así como un marinero no puede controlar el viento pero sí ajustar sus velas, tú puedes decidir con qué mente navegas las tormentas de la vida.

Y en esa decisión, puede estar la diferencia entre enfermar… o sanar.

 

 

 

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